Hace algún tiempo, me encontraba aburrida, triste y algo deprimida. Parecía que mi vida había quedado suspendida en el vacío, impidiéndome avanzar y crecer... Estaba pasando por una de esas situaciones apremiantes y absorbentes que nublan y bloquean las emociones, al tiempo que estancan el crecimiento personal y profesional. Todo salía mal: Los negocios se esfumaban justo antes de concretarse, los clientes no llegaban a las citas o a última hora las aplazaban, los resultados no eran los esperados, mientras la ansiedad y la angustia se apoderaban de mi mente y cubrían mi razón. Sentía que estaba perdiendo la fe, que Dios me había dado la espalda y que la situación no tenía salida... Era como si estuviera metida en una caja negra que ni siquiera permitía el ingreso de la luz.. En otras palabras, estaba tocando fondo y siquiera, puesto que después del fondo no sigue nada, sólo mirar hacia arriba y encontrar la salida.
Por recomendación de un amigo, fui donde una persona supremamente amorosa, de gran humildad y transparencia que me enseñó la importancia del amor divino y la forma de aprovecharlo a mi favor. Sólo bastó con aplicar sus enseñanzas y ese mismo día las cosas empezaron a cambiar y las oportunidades no tardaron en llegar.
Probablemente muchos de ustedes ya saben que la energía más grande y fuerte que hay en el mundo es la del amor. Si nos llenamos de esa energía y luego se la enviamos a los demás para que nada nos perturbe ponemos a funcionar un círculo virtuoso y movemos energías. Por ejemplo, si tenemos problemas con alguien en el trabajo o peleamos con nuestra pareja o alguien en la calle se nos atraviesa y nos agrede, enviémosle amor divino. Cuando tengamos ganas de criticar, enviemos amor divino. Esta estrategia funciona bastante bien. Puede que en principio no sintamos ese amor que estamos enviando, pero no importa, al final terminamos sintiéndolo y por eso logramos elevar nuestra frecuencia vibracional hasta tal punto que podemos traer hacia nosotros estados de vida placenteros como la abundancia, la buena salud, el amor etc.
Por recomendación de un amigo, fui donde una persona supremamente amorosa, de gran humildad y transparencia que me enseñó la importancia del amor divino y la forma de aprovecharlo a mi favor. Sólo bastó con aplicar sus enseñanzas y ese mismo día las cosas empezaron a cambiar y las oportunidades no tardaron en llegar.
Probablemente muchos de ustedes ya saben que la energía más grande y fuerte que hay en el mundo es la del amor. Si nos llenamos de esa energía y luego se la enviamos a los demás para que nada nos perturbe ponemos a funcionar un círculo virtuoso y movemos energías. Por ejemplo, si tenemos problemas con alguien en el trabajo o peleamos con nuestra pareja o alguien en la calle se nos atraviesa y nos agrede, enviémosle amor divino. Cuando tengamos ganas de criticar, enviemos amor divino. Esta estrategia funciona bastante bien. Puede que en principio no sintamos ese amor que estamos enviando, pero no importa, al final terminamos sintiéndolo y por eso logramos elevar nuestra frecuencia vibracional hasta tal punto que podemos traer hacia nosotros estados de vida placenteros como la abundancia, la buena salud, el amor etc.
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