viernes, 4 de marzo de 2011

Las Cosas Siempre Pasan Por Alguna Razón

Hoy me acordé de un cuento que leí en un libro alguna vez y quisiera compartirlo con ustedes, ya que en ocasiones las cosas no salen según lo planeado, generando frustración, tristeza o rabia. Pero más adelante, cuando esa emoción o impulso nos abandona, nos damos cuenta de la verdadera bendición que hay detrás de ese "percance".


Había una vez un pequeño pueblo donde vivía un sabio.  Todos los habitantes del lugar confiaban en sus consejos y recomendaciones.  Un día, un granjero del pueblo le dijo en tono desesperado que algo horrible había sucedido, pues su buey había muerto y no tenía un animal que le ayudara a arar la tierra. ¿No es lo peor que me pudo haber pasado?, dijo el granjero. Y el sabio le respondió "Puede que sí, puede que no..." El granjero se fue a su casa y le contó a sus vecinos que el sabio había enloquecido, ya que obviamente esto era lo peor que le había pasado y no entendía por qué el sabio no lo veía así.

Al día siguiente, vieron a un caballo grande, joven y fuerte cerca de la casa del granjero, que como no tenía otro animal de tiro decidió atrapar al caballo para sustituir al buey. ¡Arar nunca había sido tan fácil! Así que el granjero decidió ir donde el sabio a pedirle disculpas, ya que perder al buey no era lo peor que le había pasado, sino una bendición oculta. Esto es lo mejor que me pudo pasar, le dijo el granjero al sabio. Y éste le respondió: "Puede que sí, puede que no"... Ahora el granjero pensaba que realmente el sabio sí se había enloquecido.

Unos días después, el caballo tumbó al hijo del granjero y se quebró una pierna en la caída. Ahora no le podría ayudar a su padre a recoger la cosecha. El granjero pensó que se iban a morir de hambre... Decidió volver donde el sabio y le dijo que capturar al caballo no había sido algo bueno porque su hijo se había quebrado una pierna y no le podría ayudar con su cosecha. Ahora sí estoy seguro de que esto es lo peor que me pudo pasar, le dijo el granjero al sabio y éste le respondió: "Puede que sí, puede que no". El granjero se enfureció y se marchó a su casa pensando que el sabio era un ignorante.

Al día siguiente, un grupo de soldados llegó al pueblo para llevarse a la guerra a todo hombre joven sano. El hijo del granjero fue el único joven del pueblo que no se llevaron...

2 comentarios:

  1. Definitivamente, todo en la vida depende de los ojos con que lo miremos!!!

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  2. Es muy cierto, María Lucía. Por eso debemos aceptar lo que nos llega y convertirlo siempre en una oportunidad.

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